Pongamos una sonrisa al sufrimiento que nos esté rondando. Y otra sonrisa a la compulsión del placer cuando nos imponga salirnos de nuestro centro.
Las palabras sufrir y placer escritas en vertical y repetidas, las podemos leer en horizontal, como la poesía fonética del dadaísmo. Podemos pronunciarlas de forma que nos hagan vibrar zonas del cuerpo.
La pronunciación combinada de las consonantes nos llevan a un sonido musical.
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